Calor de atardecer de verano …, ese olor vegetal y fresco al cobijo de una parra cuyas hojas a pesar del duro sol protegen un día más el fruto que hay que aguantar hasta septiembre …, ese frío de la mesa de piedra bajo la parra… donde ya está dispuesto el ritual… y el fuego como siempre será el purificador …
" … Aquí se ha hecho así toda la vida…"… y que siga así porque han sido unas de las sardinas más ricas y jugosas que este humilde cocinero de convento ha probado en su vida… y que promete que no será la última… ( ni en casa de Lina y Pepe … ni allá donde sea capaz de encontrar una parra y envolver delicadamente este manjar de nuestro mar… ).
Las cosas buenas están para contarse y compartir… ( mira lo que pasó con la empanada de maíz y berberechos con concha …, que estaba ahí en el olvido y la hemos sacado a superficie…)… Galicia tiene estas cosas…, por eso es única.
La brasa es lo que primero hay que preparar…, siempre hay alguien que se apunta en este caso una buena brasa de carballo que daba gusto verla… Salamos las sardinas previamente con un buen puñado de sal gorda…
Las envolvemos con la parte externa ( brillante ) de la hoja de parra en contacto con la sardina… de la mejor manera para que intente cubrir la totalidad del cuerpo.., no como esa que se escapó para la foto...
En general no os podría decir cuánto tiempo llevó cada parrilla llena de sardinas …, pero no mucho más que si las hiciéramos sin la hoja… calculadle 6-7 minutos por cada lado y como toda la vida lo mejor es abrir una a pié de parrilla y ver como está saliendo la cosa…
Casi mejor depositar la confianza en el maestro parrillero …que él sabrá como se ha de hacer la cosa...
Cuando la sardina " está en comida" … soltará su grasilla y empapará mucho la hoja de parra …, así como reavivará el fuego con esas gotas de grasa que va soltando como alimento para el fuego…
Al darle la vuelta la hoja está claramente marrón y bien quemada… sin embargo ese efecto "papillote" sobre la sardina será el justo para que os sorprenda lo jugosa que está….
Pues lo dicho … otro ratín hasta que vuelvan a gotear un poco y se tuesten bien por el otro lado y … voilà… poco más que contaros…, esta es de probar allí a pie de parrilla…
Para presentarlas debimos haber recubierto el fondo de la fuente con hoja de parra… sin duda subiríamos un escalón…, ya queda prometido para la próxima… que le da un punto especial…
Se acompañó de un pan conventual de masa madre de esos que da igual lo que les pongas encima… también bendecido por el aroma y amor de las brasas…
… y así lucía en el plato…, desenvolver el paquetito y disfrutar del regalo al paladar..., una sorpresa de las de verdad…!!!… Ya os digo yo desde este momento que este es un plato que no pasará inadvertido y os van a sacar a hombros de la cocina un día más ...
Y os aviso…, ya estoy cociendo unas cuantas hojas de parra para envolver cualquier cosita y preparar unos rollitos guisados … al estilo de los dolmades o sarmales…, que la hoja de parra se viene comiendo ya desde época de los romanos …y todavía no se ha muerto nadie… jeeee..
Un abracito apretado…
...y protegeos de este sol vengador… , fué demasiado tiempo metidos en casa con el confinamiento y están las pieles como culitos de bebé…, cuidadin!!!
Ciao frates...
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